Además de proporcionar energía para las funciones metabólicas básicas y el movimiento, la comida de tu mascota puede ayudar a apoyar (o dificultar) la capacidad del cuerpo para mantener una fuerte estructura músculo-esquelética, apoyar la salud de los órganos, mejorar el sistema inmunológico, y básicamente asegurar que el cuerpo funcione bien usando toda su cilindrada.
Los perros activos (y los humanos) requieren un alto nivel de función y fuerza general con respecto a sus huesos, músculos, articulaciones, pulmones y digestión para poder lidiar con el estrés físico de estar activo.
Cada una de estas áreas puede beneficiarse de micronutrientes específicos, por lo que es importante entender cómo la dieta de un perro puede afectar a la función general de su cuerpo. Hoy nos centraremos en los nutrientes necesarios para mantener unos huesos fuertes y sanos.
Según el Instituto Linus Pauling de la Universidad Estatal de Oregón, cerca del 65 por ciento del tejido óseo está hecho de minerales. Los principales minerales que se encuentran en el hueso son el calcio y el fósforo. El magnesio, el sodio y el potasio también están presentes en varios grados.
Calcio: El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo y cumple muchas funciones para apoyar la salud en general. El calcio es la base del crecimiento y la regeneración de los huesos. El calcio también ayuda al cuerpo a contraer sus músculos, apoya la correcta transmisión de los nervios y la coagulación de la sangre, entre otras cosas.
Si la dieta de un perro es deficiente en calcio, su cuerpo utilizará el calcio de los huesos para asegurar la función normal de las células, lo que puede conducir a la debilitación de los huesos. La deficiencia de calcio también puede conducir a problemas del sistema nervioso como la irritabilidad, la ansiedad y la dificultad para dormir.
Es importante señalar que la sobrecarga de un cuerpo con calcio puede causar síntomas similares a la deficiencia de calcio. La interacción entre el calcio y el fósforo es crítica y debe haber un equilibrio entre estos dos minerales en la dieta. Se considera óptimo para los perros un aporte de entre 2 y 2,5 veces el calcio y 1 vez el fósforo. ¿El resultado? No uses suplementos de calcio a ciegas sin considerar la dieta general y el equilibrio de otros minerales.
Magnesio. El magnesio ayuda al cuerpo a absorber y retener el calcio, lo que ayuda a la salud de los huesos. También ayuda al cuerpo a convertir el calcio en la sangre en forma utilizable para la función muscular y nerviosa, así como para apoyar en general el sistema nervioso central y la salud cardiovascular. La deficiencia de magnesio puede conducir a huesos debilitados, problemas del sistema nervioso incluyendo ansiedad e irritabilidad, un nivel de resistencia más bajo y una menor resistencia general al estrés. Un estudio de 1988 demostró que la deficiencia de magnesio aumentaba los niveles de agresión en los ratones.
Fósforo. El fósforo apoya los huesos sanos, ayuda directamente en el metabolismo del calcio, y apoya el sistema nervioso. También ayuda a la reparación celular y a mejorar la digestión. La deficiencia de fósforo puede conducir a huesos debilitados y dolores en las articulaciones, así como problemas en el sistema nervioso autónomo que conducen a la baba, ojos y nariz llorosos. La falta de fósforo adecuado también puede disminuir el metabolismo y reducir la resistencia.
Con toda esta información, la mejor recomendación es que nutramos a nuestras mascotas de una forma equilibrada. Para ello, debemos apostar por pienso de calidad y consultar siempre con nuestro veterinario, por si nuestro perro o gato tuviera necesidades específicas. Hay que leer los ingredientes del pienso que elegimos y no dejarnos llevar por eslóganes publicitarios y fotos de perros modelos.